Ella dormía mientras yo buscaba una vela para encender mis plegarias.Lo ultimo que me dijo fue no te preocupes! pero como no iba a hacerlo si el “monstruo” recorría las calles atormentándome y esperando que yo hiciera algo al respecto. Pero en verdad lo esperaba? , la verdad no. Era yo la quería hacerlo porque no era capaz de pasar una vez mas por lo mismo...
No logre que el miedo se durmiera, se mantuvo a mi lado punzándome la nuca toda la noche mientras mis ruegos hacían que mi garganta supiera a sangre.
Casi por inercia pensé en aquellas noches cuando mi luz permanecía encendida no para cuidar de “ellos” si no para que “ellos” cuidaran de mí.
Me acurruque junto a mi almohada y el miedo me abrazo por la espalda susurrándome al oído cuan sola podía llegar a estar si todo salía mal, si la puerta no se abría una vez mas y mis ruegos no llegaban a ser oídos por todos los que prometieron cuidar de mi desde ese lugar donde el miedo no existe y donde los poderes mágicos no son solo de hadas y superhéroes.
Pensé en el, y desee con el alma verlo y que todo hubiese sido distinto, que el hubiera estado conmigo para alejar el miedo como bien sabe hacerlo. Pero no estaba y una vez mas sin el, ni pepe grillo asumí mi soledad y lo que acontecía, intentando no pensar mas en eso ya que el miedo en ese momento era mi primer enemigo y debía derrotarlo antes que quisiera formar pare de mi una vez mas y dejara que el monstruo se comiera a todos y a si mismo.
Todo seguía igual y a nadie parecía preocuparle, ¡que más da una vez más! Oi en mi mente, Pero no era cualquier vez, y como siempre eligió la peor.
Recordé sus gruñidos y mis gritos, recordé cuan cobarde puedo llegara a ser, recordé su mirada y sus grandes dientes, recordé también la vez que vi su fragilidad y sus puntos débiles y descubrí que tras aquel miedo que me distraía no habían mas que figuras de cartón y no aquel monstruo gigante que imagine y ahí lo supe, que desde pequeña me he dicho no temas Paz son solo figuras de cartón , para así poder tomar la mano de los mas débiles y atravesar el miedo para que esas figuras no siguieran atormentándome y aquel monstruo volviera a casa sin sus armas y sus colmillos de siempre, pero el miedo no se fue y regreso cuantas veses puedo.
Anoche descubrí que el Miedo no es de catón, y que es a el al que hay que vencer de una vez por todas para así no preocuparse por los monstruos ni por el desamor, ni por la soledad.
Esta noche apagare la luz y no dejare que el miedo duerma a mi lado.
domingo, 26 de junio de 2011
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